Diario de Lecturas #5
◑ Junio-Julio'24
No sé si soy capaz de recomendar lecturas de verano (en realidad no sé muy bien qué es eso), pero espero que ojalá sirva esta entrega del Diario para ayudarte a elegir qué tocho llevarte al borde de la piscina.
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Tan poca vida, Hanya Yanagihara
Puede que no sea esta la elección si no quieres que toda la comunidad de vecinos te vea llorando, pero si no te importa demostrar tu humanidad, o eres de las que adora leer y llorar a la vez... este tocho puede ser el tuyo. Aviso de que es duro durísimo, un drama en toda regla, una manipulación sentimental que funciona a la perfección. Pero también aviso de que no puedes parar de leer porque quieres que se les arregle la vida a esos cuatro chavales ya de una vez por todas más de lo que quieres que se arregle la tuya propia.
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Alas de sangre (Empíreo 1), Rebecca Yarros
Cuando en la portada de una novela de fantasía juvenil hay una cita como «¡La novela de fantasía más brutalmente adictiva que he leído en una década!» y la firma la autora de otra serie muy popular de fantasía juvenil no puedes más que hacer el esfuerzo de empezar a leer. Bueno, pues ya está, ahora no podrás parar. Debo admitir que mi amor por el género ha disminuido muchísimo (ha prácticamente desaparecido, para qué negarlo), pero también es verdad que cuando hay dragones de por medio pierdo un poco el oremus. Eso sí, con una tuve suficiente. Empecé la segunda entrega y la solté a las pocas páginas. En cuanto la heroína se demuestra a sí misma que no es la chica débil que creía pierdo el interés. Los demás tejemanejes ya me traen sin cuidado. ¿Será normal?
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Huaco retrato, Gabriela Wiener
Que la nominaran al Booker International por este libro fue una sorpresa, pero también hay que verlo como una llamada al orden, a que hay alguien allí que piensa, como debe ser, que hay que dar voz a las nuevas formas, no ya de escribir, sino de pensar y vivir: el amor, la familia, la raza, el colonialismo, la autocrítica feroz, la primera persona que se lo cuestiona todo. Compartí hace unas semanas en Instagram un trozo de esta charla en la que Gabriela habló de todo esto junto a Anna Pazos. Póntela al oído mientras paseas a la orilla del mar al atardecer y tendrás la sensación de que ha sido un día que ha valido la pena.
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Elizabeth Finch, Julian Barnes
Esta es una lección de maestría de componer un libro autobiográfico en el que, sin embargo, la protagonista es otra persona. Un retrato donde el narrador también queda retratado. Un ensayo también sobre Juliano (el personaje que obsesionaba a la retratada), que ocupa la segunda parte del libro —a mi parecer, menos interesante—. La inquietante misión de componer la historia de tu misteriosa y adorada profesora de Historia. Y, sin embargo, es "solo" una novela. El protagonista, por más que lo parezca, no es el autor que firma el libro. Y qué, nos preguntamos. Qué más dará. Todas amamos ya a Elizabeth Finch. Es más, todas queremos ser Elizabeth Finch.
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La escritora vive aquí, Sandra Petrignani
Un libro que me hubiera gustado escribir a mí. Porque tener la misión, o autoimponérmela, de visitar los lugares de residencia de mis autoras favoritas y descubrirlas a través de esos espacios y las pistas que dejaron atrás se me antoja casi lo mejor que una puede hacer con su tiempo de trabajo. Pero no lo he hecho yo, por desgracia. ¿Podría hacerlo, si no voy a ver los lugares que habitaron Grazia Deledda, Marguerite Yourcenar, Colette, Alexandra David-Néel, Karen Blixen o Virginia Woolf? Podría, efectivamente. Quedan cientos de autoras y lugares en el mundo que usar como excusa para hablar de ellas.
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Hasta la próxima ocasión —más o menos dentro de un mes— me despido con un abrazo,
Portavoz Sociedad Lectoescritora
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